NEOLOMARQUISMO
El lamarckismo fue una teoría propuesta en el siglo XIX por el biólogo
francés Jean-Baptiste Lamarck para explicar la evolución de las
especies.
También conocida como herencia de carácteres adquiridos, su formulación más simple postulaba que los individuos podían adquirir o mejorar carácteres físicos durante su vida y que estos eran transmitidos a su descendencia. De esta forma, las especies evolucionarían acumulando los carácteres útiles que habían adquirido en vida sus antepasados.
Fue la teoría dominante en el campo de la evolución durante gran parte del siglo XIX, incluso tras la formulación del mecanismo de selección natural por Darwin y Wallace. Sin embargo, el desarrollo de la genética mendeliana, con la separación de las líneas celulares somática y genética, la hizo incompatible con los hechos observados.
El Lamarckismo inspiró a Trofim Denosivich Lysenko en la Unión Soviética durante los años 30 hasta los años 60 en una campaña en contra del conocimiento sobre genética adquirido en occidente.
Aunque el lamarckismo biológico se considera una teoría obsoleta, en los últimos años ha vuelto a ponerse de actualidad como mecanismo para estudiar la evolución cultural, sobre todo a partir de la introducción del concepto de meme por Richard Dawkins.
También conocida como herencia de carácteres adquiridos, su formulación más simple postulaba que los individuos podían adquirir o mejorar carácteres físicos durante su vida y que estos eran transmitidos a su descendencia. De esta forma, las especies evolucionarían acumulando los carácteres útiles que habían adquirido en vida sus antepasados.
Fue la teoría dominante en el campo de la evolución durante gran parte del siglo XIX, incluso tras la formulación del mecanismo de selección natural por Darwin y Wallace. Sin embargo, el desarrollo de la genética mendeliana, con la separación de las líneas celulares somática y genética, la hizo incompatible con los hechos observados.
El Lamarckismo inspiró a Trofim Denosivich Lysenko en la Unión Soviética durante los años 30 hasta los años 60 en una campaña en contra del conocimiento sobre genética adquirido en occidente.
Aunque el lamarckismo biológico se considera una teoría obsoleta, en los últimos años ha vuelto a ponerse de actualidad como mecanismo para estudiar la evolución cultural, sobre todo a partir de la introducción del concepto de meme por Richard Dawkins.

2) también reciben este nombre las teorías evolucionistas defendidas actualmente per algunos biólogos, como P. Wintrebrert y P.P. Grassé (ver neodarwinismo)
1) Inicialmente las concepciones neolamarckistas aceptaban la herencia de los caracteres adquiridos, aunque no todas defendían el finalismo o teleologismo de Lamarck. En tanto no fueron conocidas las nuevas aportaciones de la genética, estas teorías daban una explicación más verosímil de la evolución. En especial, daban una explicación de la adaptación más sencilla que la teoría de la selección natural. Durante la segunda mitad del s.XIX tuvo mucho predicamento en los Estados Unidos y en Francia (A. Giard, Le Dantec, E. Perrier, G. Bonnier, F. Houssay, Constantin) y, aún durante el primer tercio del s.XX, fue seguido por la escuela biológica soviética capitaneada por Michurin y Lyssenko, que creían encontrar en el lamarckismo la confirmación de ciertas tesis pretendidamente marxistas inspiradas por el materialismo dialéctico estalinista.
Una cierta variedad mística del neolamarckismo es el «psicolamarckismo» de Pauli, que sustenta el papel de ciertas «fuerzas mentales» en el desarrollo de la evolución.
2) Por otra parte, algunos biólogos contemporáneos que muestran la existencia de ciertas importantes lagunas en la explicación evolutiva de la teoría sintética de la evolución (la más ampliamente aceptada por la comunidad científica), siguen afirmando que el medio ejerce una influencia más o menos directa en los seres vivos que orienta el proceso evolutivo, y que este neolamarckismo renovado da una explicación más sencilla de algunos fenómenos, tales como la arquitectura ósea, la ceguera de los animales cavernícolas o las callosidades hereditarias. Es el caso de autores como Wintrebert, que defiende el llamado «neolamarckismo bioquímico» («El viviente, creador de su evolución») , que sustenta que la adaptación es una reacción orgánica a las necesidades externas provocadas por el ecosistema, y Grassé («La evolución de los seres vivos»), que también sustenta que el mero azar no puede explicar la aparición de nuevos genes, y que es precisa la concurrencia de fenómenos externos, de manera que la evolución sería una reacción interna a causas externas. En definitiva, para Grassé, la evolución sería el fruto de una especie de programa inmanente a los seres vivos. Tanto Wintrebert como Grassé niegan el papel del azar en la evolución.
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